lunes, 15 de diciembre de 2008

COBARDIA.


El tráfico era insoportable, y al medio día el calor y el olor a humo del escape de todos los autos era aun mas insoportable.
Había salido de la escuela con un retraso considerable para llegar a sus practicas profesionales que comenzaron esa semana.
Dos combis lo habían dejado con la mano estirada pues ninguna de ellas quizo perder el verde del semáforo. Además la hora pico les daba el lujo de dejar a más de un usuario del transporte público abandonado en la parada. La tercera no tuvo mas opción que detenerse obligada por la luz roja.

-Insurgentes- Pagó exacto.

Bajó la mochila y la puso entre sus pies. Todos los asientos iban ocupados; no tuvo mas remedio que acomodarse de pie junto a la puerta pues ya varias personas apañaban el reducido espacio.
La música del radio era típica de la ruta 46, y el chofer; de los más antipáticos que le habían tocado esa tarde. Inmediatamente pensó en quejarse-no llevas animales- le dijo con la mente, pero no se decidió a ponerle palabras, por parecerle un tanto flexible su rápido análisis.

Una señora que iba junto a la ventana tomó fuerzas para enfrentar su fatiga y abrió la ventanilla, mientras que otra despertó por cuarta vez con un codazo al tipo que cabeceaba en su hombro.
El chofer tenía un severo problema en controlar el impulso de usar el acelerador y el freno como un solo pedal y llegó a pensar que él pensaba que no era gente lo que transportaba.

En uno de esos calambres por forzar las cuatro extremidades y las veinte uñas lo insultó la petición del chofer, que abría la puerta mientras decía, – por favor recórranse para atrás-.
Justo en ese momento , con el coraje en las entrañas y la frase en la boca –ya no caben-... la vió. Blanca como las mañanas frescas de Abril, delgada, rubia natural y ojos claros profundos, muy brillantes. Uniformada de Bachiller con su madre atrás por custodia.
Intercambiaron una larga mirada, y agradeció su suerte.

Otros tres completaron la ruta y el chofer se lamentó el haber colocado ese asiento, donde fácil, cabían otros dos.

Quiso recordar ese poema que alguna vez leyó.
Pasó con su madre, ¡que rara belleza!,
¡que rubios cabellos de trigo garzul!.
Pero un tirón de inercia lo desconectó de tal éxtasis, y calló en una realidad más hermosa, donde el bochorno, la pestilencia de la vida no se percibe.
Separados por casi nada, pasó ligera a ocupar el espacio frente a él y el resto fue roce, tras roce, de piel con piel. Lamentó no tener labios en los brazos, pero le regocijó tener olfato para ese perfume de Jazmines. Cada tope, cada esquina, era una bendición.
Calló en una timidez casi palpable, cuando por accidente rozó con los labios su hombro desnudo, fue un beso que ella no reclamó, al contrario con un gesto dulce volteó la mirada, y acercó esta vez la oreja dejando al descubierto la complicidad y la correspondencia.
Ella fingía caer, y él fingía no molestarse por los pisotones que le propinaba, ella se recargaba agotada por la incomodidad del viaje, y colocó su mano sobre la de él. Era un contacto mutuo y que deseaban no terminara.
Sin considerarlo se dispuso a pedirle, su número, su e-mail, sabía que la madre no sabría. Sabía que no podía llegar a ninguna parte sin ella, sin la esperanza.

Por lo menos su nombre le habría pedido.

Pero recordó el nombre COBARDIA y el final del poema.
“¡Síguela!” gritaron cuerpo y alma al par.
... pero tuve miedo de amar con locura,
de abrir mis heridas que suelen sangrar
¡Y no obstante toda mi sed de ternura,
cerrando mis ojos, la deje pasar!

Un rechinido de neumáticos, y ella sintió su abrazo, muy fuerte casi como un golpe, no hizo más que apretar su mano, después nada.

La mañana trajo otro ritmo a la espesura de la vida en las calles de la ciudad. Los noticieros no hablaron de nada que provocara reacciones impetuosas en las personas, atontadas con un maquillaje televisivo. En los periódicos oficiales lo de siempre: la bolsa, sociales, internacionales, y en el policiaco: atraparon a unos narcotraficantes colombianos.

Sólo se dejaba ver con letras grandes y rojas en un periódico amarillista que se compra por las fotos despiadadas y sin censura...

MUERÉN QUEMADOS: 18 personas mueren en un fuerte percance vehicular ocurrido este Viernes en Avenida de los Insurgentes Sur, cuando un vehículo del trasporte público se pasó el alto e impactó con otro particular.
Testigos confirman que el percance sucedió cuando una combi de la ruta 46 ignoró el semáforo y al intentar pasar el cruce se impactó contra una camioneta minivan.
En el lugar resultaron 18 personas muertas; donde se cuentan la familia que circulaba en la camioneta cuando ambas unidades estallaron en llamas, al menos otras 15 lesionadas entre pasajeros y peatones quienes fueron atendidas por paramédicos de la Cruz Roja, Escuadrón de Rescate y Urgencias Medicas (ERUM) y llevados a urgencias de los hospitales cercanos.

miércoles, 15 de octubre de 2008

Anillo de Compromiso


Llegó muy cansado, pues caminó desde el cine los Gemelos hasta las Americas, pero no entro a sentarse o a dormir o a descansar, se dio cuenta que era el primer momento desde la mañana que no dejaba de correr; el trabajo las horas extra, sus asuntos.
A esa hora ya los camiones habían dejado de pasar y un taxi era un lujo que no podía darse.
La dejo en la esquina de su casa como cada fin de semana; y después de la función de las ocho treinta, camino a paso veloz entre las colonias mas conflictivas. Lo mismo estaba acostumbrado y agradecido de que nunca le hubiera pasado nada. En algunos sitos los grupos de mal vivientes lo conocían, en otros prefería rodear. Siempre evitando problemas.

Se quedo mirando el interior de su cuarto de pensión, donde pasaba las noches desde que había cumplido trece años. Se quedo inmerso en un pensamiento que no lo dejaba tranquilo y le daba vueltas en la cabeza desde hace mas de un par de meses y varios años de relación.

Hizo unas rápidas cuentas en la cabeza, y termino sentado en el umbral de su casa.
No se atrevió a entrar. Pensó en el dinero que le tenia que mandar a su padre, en los gastos de la semana y recordó que el gas se había terminado esa mañana, tendría que poner el anafre si no quería bañarse con agua fría. La luz, el alquiler, los gastos alimenticios que ese mes por ajustes económicos se había reducido a frijoles con huevo y a güevo huevo como el solía decir así mismo.

Tenia una mesa pequeña que le había regalado una anciana vecina, donde todas las mañanas tomaba su café caliente, acompañado por pan de fiesta que compraba los domingos al salir de misa, y era exacto para el desayuno de toda la semana. Una estufa de dos parrillas con la manguera de gas parchada en varios lados. Una cama individual con dos cobijas, un pequeño roperito con tres pantalones de vestir, cinco camisas, dos pares de zapatos, unos para dominguear, y una chamarra gastada.
La alacena era una mesa de centro mal ubicada en la cocina. Media docena de platos y cucharas, dos vasos y una taza, una olla de frijoles dos casuelas, una jarra que aun existe y una huevera de TOPPER cuyo slogan era “Duran para toda la vida”.
El baño no era mas grande que un par de metros cuadrados, pero todo estaba extremadamente ordenado y limpio, muy limpio.
Algo mas triste que la pobreza es su suciedad, y el no era pobre, solo estaba temporalmente quebrado, eso es distinto.

Tenia unas ojeras marcadas de cansancio; se desato las agujetas de los zapatos porque los pies comenzaban a hincharse. Se acomodo el cabello con su peine pirámide y cepillo el bigote, se lo había dejado crecer después de volver de la capital, donde había pasado un año entero con su hermano, trabajando de yesero. Pensando en ella y en su regreso a Puebla, estaba convencido de algo, tal vez mas de lo que jamás estuvo en toda su vida.
La amaba.

Se levanto en el mismo sitio y recargo la cabeza en la puerta, mirando de reojo el interior de su casa. Golpeo con fuerza la lamina dura de la puerta reforzada y un perro comenzó a ladrar a lo lejos. Dio un largo suspiro y metió las manos en los bolsillo. De la bolsa derecha saco un calendario de bolsillo de la escuela nocturna y dos pesos con cincuenta centavos, se inscribió esa mañana. De la bolsa izquierda... su llavero con una foto de su madre y una caja ya maltratada que guardaba: sus ilusiones y sus ahorros... era un anillo de compromiso que lo acompañaba desde ya varios fines de semana y que le hacia temblar las piernas cada vez que la dejaba en la esquina de su casa.

El estaba convencido, realmente convencido de eso, como nunca mas volvería a estarlo en toda su vida.
La amaba.

miércoles, 1 de octubre de 2008

De las lunas la de Octubre es mas hermosa

Higinio, se había levantado temprano pues estaba cansado de lidiar con un insomnio que no le había dejado descansar el cuerpo.
Y cerca de las cinco de la mañana y ya sin ningún cigarro en el paquetito, se dispuso a levantarse y barrer el patio a la luz de la luna.
Se levanto despacio y se abrigo antes de salir, pues una ventisca se coló por la ventana haciendo saber que venia de muy lejos pero de los ya cercanos vientos de diciembre.

Paso por el patio para entrar al otro cuarto donde estaba la cocina, deteniéndose solo para mirar la luna que brillaba muy fuerte con un plata tan blanco que parecía nieve y fue entonces que recordó que de niño tenia un miedo como el de los animales al escuchar el trueno de un relámpago, pues no sabia que era lo que la hacia brillar y en su tierra natal solo conocían como agua la que corría en el río.

Encontró fácilmente el otro paquete de cigarros que aun estaba donde el los había dejado, encendió un Delicado y con el mismo cerillo prendió la estufa donde calentó el café de olla que Dominga había puesto la noche anterior. Ni el escándalo de la olla ni sus pesados pies incomodaron a la Tuza, que dormía encogida debajo del hornillo. Por ultimo tomo su radio viejo y salió otra vez al patio.

Comenzó barriendo al fondo, las cenizas del calentador del agua, al compás de un cansancio añejo, para después seguir con las hojas de las jacarandas con una nostalgia interpretada por Lucha Villa, pero cuando llego a los umbrales de los cuartos de la casa, se detuvo a escuchar esa canción que en otro tiempo le había hecho sentir lo mismo que el frío se empeñaba en adormecer.

De las lunas la de octubre es mas hermosa
Porque en ellas se refleja la quietud
de dos almas que han querido ser dichosas
al arrullo de su plena juventud

se quedo estático, tratando de traer a la vida esos recuerdos, tan lejanos. Intentando recordar la letra de esa canción que tanto le gustaba.

Corazón
que has sentido el calor de una linda mujer en las noches de octubre
Corazón
que has sabido sufrir y has sabido querer desafiando el dolor

subió el volumen para poder vibrar los tonos una historia escrita por el verdadero amor. Por ese amor que solo puede vivirse por una vez.

Hoy que empieza la vida tan solo al pensar que tu amor se descubre
el castigo de ayer que me diste tan cruel parece que murió
Si me voy
no perturbes jamás la risueña ilusión de mis sueños dorados
si me voy
nunca pienses jamás que es con único fin de estar lejos de ti


Dominga se enderezo en la cama, un poco alarmada por el susto repentino de despertar y no tener a Higinio a su lado, pero se tranquilizo al escuchar la hermosa voz de Pedrito, que volvía de su descanso eterno para recordarle su amor de adolescente.

Viviré con la eterna pasión que sentí
Desde el día en que te vi desde el día en que soñé
que serias para mi.

El estaba parado en la puerta, y ella le sonrió con unas lagrimas en sus ojos.
Se quedaron en silencio, mientras el locutor daba los buenos días al primer día de Octubre.

jueves, 25 de septiembre de 2008

La mujer gorda


La mujer gorda, Tarumba,
camina con la cabeza levantada.
El cojo le dice al idiota: Te alcancé.
El boticario llora por enfermedades.
Yo los miro a todos desde la puerta de mi casa,
desde el agua de un pozo,
desde el cielo,
y sólo tú me gustas,
Tarumba, que quieres café y que llueva.
No sé qué cosa eres,
cuál es tu nombre verdadero,
pero podrías ser mi hermano o yo mismo.
Podrías ser también un fantasma,
o el hijo de un fantasma,
o el nieto de alguien que no existió nunca.
Porque a veces quiero decirte: Tarumba,
¿en dónde estás?

J. Sabines

He repartido

HE REPARTIDO mi vida inútilmente entre el amor y el deseo, la queja de la muerte, el lamento de la soledad. Me aparté de los pensamientos profundos, y he agredido a mi cuerpo con los excesos y he ofendido a mi alma con la negación.

Me he sentido culpable de derrochar la vida y no he querido quedarme en casa a atesorarla. Tuve miedo del fuego y me incineré. Amaba las páginas de un libro y corría a la calle a aturdirme. Todo ha sido superficial y vacío. No tuve odio sino amargura, nunca rencor sino desencanto. Lo esperé todo de los hombre y todo lo obtuve. Sólo de mí no he sacado nada: en esto me parezco a las tumbas.

¿Pude haber vivido de otro modo? Si pudiera recomenzar, ¿lo haría?}

J. Sabines

Fragmento

...Hay que cortar la soga
donde colgó tu alma
tanto tiempo.
la hermana Rosa, J. Sabines

¿Es que hacemos las cosas ...

sólo para recordarlas? ¿Es que vivimos sólo para tener memoria de nuestra vida? Porque sucede que hasta la esperanza es memoria y que el deseo es el recuerdo de lo que ha de venir.
¡Paraíso perdido será siempre el paraíso! A la sombra de nuestras almas se encontraron nuestros cuerpos y se amaron. Se amaron con el amor que no tiene palabras, que tiene sólo besos. EL amor que no deja rastro de sí, porque es como la sombra de una nube, la sombra fresca y ligera en que se abren las rosas.
Sexo puro, amor puro. Limpio de engaños y emboscadas. Afán del cuerpo solo que juega a morirse. Risa de dos, como la risa del agua y del niño; la risa de la bestia bajo la lluvia que ríe.
Sobre tu piel llevas todavía la piel de mi deseo, y mi cuerpo está envuelto de ti, igual que de sal y de olor.
¿En donde estamos, desde hace tantos siglos, llamándonos con tantos hombres Eva y Adán? He aquí que nos acostamos sobre la yerba del lecho, en el aire violento de las ventanas cerradas, bajo todas las estrellas del cuarto a obscuras.
J. Sabines

jueves, 18 de septiembre de 2008

¡Yo no tengo patrona que me mande!

El gallo aun dormía, acurrucado sobre el guacal donde María guardaba los guajolotes que ahora no eran mas grandes que los polluelos de gallina, era muy de mañana, pero el crepúsculo daba suficiente luz como para iluminar el reloj de la torre, que desde hace varias décadas, apuntaba la misma hora. Pero mas que señalar la hora, marcaba la dirección para llegar al cielo.
El hálito de las vacas se podía ver con tanta nitidez, que se pasaba entre los corrales aguantando el aire para no aspirarlo. Se meneaban lentas, madrugadoras, mientras un ave silvestre le canta al torito, parado sobre sus ancas, rascando, picando, jugándose la vida sin burladero, sobre el toro, en los cuernos, asomándose a las enormes fosas de su nariz donde un grillete enorme cuelga, uno podría imaginarse que su canto hechiza, y ha encantado al enorme toro, al semental, al enorme Torito de San Chaltén.

La mañana va rápidamente aclarando la vista, dejando ver la gran fachada ancestral, de “El Ranchito”, sus enormes pilares gastados por los años que sostienen la historia de sus muros.
Dentro, el movimiento se ha hecho mas perceptible y peones que desafían el frío desfilan dejando un vaho a su paso, con solo una playera sucia y remendada limpian y friegan los comederos, salen y entran de corrales y jugueteando, persiguen a los cerdos que escaparon de su corral por la noche. Barren la suciedad y apilan el abono al fondo del enorme patio que esta rodeado por los corrales de una docena de Animales de muy buen ver, unas Vacas de manchas cafés y negras, de aromático olor a... Vaca.
En el centro hay una enorme pileta de agua limpia y cristalina, donde un peón se quita las prendas y frotando los brazos se arma de valor para mojarse el cuerpo, mientras el torito de Chaltén lo mira fijo .
-He! Armando, cuidao que el Toro ya te ha medido.
Y Armando cubre su retaguardia entre carcajadas, acompañadas por las risas de los demás peones que siguen limpiando ávidamente, el estiércol que emana un vapor desagradable.

Joaquín esta recostado en la entrada, sobre un cerro de heno fuma un cigarro, con el que espanta difícilmente a mosquitos y zancudos, se acomoda el sombrero de paja, y se rasca la barba, mientras medita y observa la ultima estrella, que parece brillar mas en el horizonte sin saber que es Venus la que lo mira.

Fuera de el Ranchito todo tiene un ritmo diferente, la calle esta vacía, solo, la marca que los vehículos dejan al pasar, una marca de líneas paralelas que rompen la hierba verde y humedecida de roció, solo la vieja escuela a lo lejos, solo los pinos y los perros del rancho lo acompañan. Y a su lado el General, un callejero de 15 años y mirada triste. La fabrica Textil vecina, que al otro lado de la escuela impregna el aroma de un olor desconocido para Joaquín que hoy cumple sus 50 años de plenitud, ahí, recostado sobre el heno, como el día de su nacimiento, su primera hora. Piensa que debieron llamarlo Jesús y se rasca la barba.

-¡Párece viejo flojo!, por eso las vacas dan tan mala leche.
Cállese vieja bruja! Ya tan temprano anda jodiendo. Ya le dije que aunque corra y se sienta muy joven, un día la voy a confundir con una de mis vacas. ¡Vieja Gorda!
-Es usted un majadero, de seguro ni a su madre respeta.
-La mate en la pileta del agua... vieja chismosa.
-Fodongo, no le da vergüenza, todos trabajando y usted ahí echadote.
-Que trabajen los casados, y los pendejos que son los mismos.
-Baboso, cochino, no se quien huele peor usted o la caca de sus botas. Aprenda a Armando
(Quien desde adentro saluda con una mano a Doña Inés, mientras se pone la misma ropa sucia después del rápido baño).
-Báñese viejo cerdo.
-¡A chingar a su madre!, lárguese vieja loca. ¡Yo no tengo patrona que me mande!.
-Viejo grosero, pero ni a su entierro voy a ir, ya vera.
-Ni esta invitada.

-¡Feliz cumpleaños!- Grita al alejarse.

Se va a trote lento hacia el campo detrás de la escuela, con el General a su lado, que ya se sacudía en medio de la discusión. Mientras Joaquín se acomoda un montón de heno en la espalda, da una bocanada a su cigarro y se vuelve a recostar.

viernes, 12 de septiembre de 2008

¡ESCRIBIR! Tinta por mis venas.

Quien escribe es un Dios en su propio mundo. Hay quienes dicen que existen muchos requisitos para serlo, pero eso no es cierto. No tienes que ser un Dios benévolo y magnificente, ni siquiera tienes que ser bueno como Dios; lo único que necesitas es una pluma y una superficie lisa.
Un escritor es un cronista de vidas que sólo existe en su interior, es el narrador de hechos extraordinarios que suceden a la vuelta de la esquina, como una paloma que coge migajas o un niño solitario que sueña un columpio.
Para mi, el escribir lo es todo. Yo no nací el día que abrí los ojos en este mundo, ni cuando un sacerdote cerró mi Ops an rampa con agua bendita. Yo nací el día que mi abuela, con ayuda de unas pequeñas cartulinas y plumones de colores me dijo "a ver, mi hijito, mira, esta es una A..."
La palabra ha sido siempre considerada como nuestra más útil diferencia con los animales. El perro ladra, el gato maúlla y el hombre tiene esos guturales sonidos localistas que salen de su boca.
Pero también tiene algo más, algo que nunca otro ha logrado: encadenó la palabra a la tinta, encerró a la idea en una carcél de papel y dominó al verbo dándole algo que complementa perfectamenten su sustancia: forma.
La escritura ha sido el cincel que ha trazado los caminos de mi vida; he leído intenciones en los ojos de los que me rodean y entiendo sus corazones como si fueran sus labios los que me explicaran. Me encanta escribir... me gusta tanto que mientras los otros sienten esa imperiosa necesidad de hacer el amor, yo tengo deseos de escribirlo. Para mí, una estrella no brilla tanto en el cielo, como podría hacerlo en una hoja.
Es solamente al escribir que te vuelves realmente un ser humano.
Tanto estoy convencido de eso, que creo que durante toda la vida, las personas deverían escribir al menos tres veces al día.
Fue la escritura y no el alma, lo que despertó la envidia de los ángeles, lo que originó la gran guerra.
Era en realidad, el fruto prohibido del árbol de la sabiduría, y es ahora, el único camino para llegar al cielo.
Yo vivo en un mundo perfecto, donde la igualdad y la justicia están clavadas como flechas en el corazó de todos los hombres y han sido conquistadas y puestas a disposición de quien las desean o las necesitan. Pero también vivo en un mundo donde hay hambre y soledad. Por mis venas corre tinta y mi mente tiene archivados cientos de miles de libros que esperan pacientemente empiece a escribirlos.
Nací, crecí y he de morir pensando que el mundo es un gran cuento mal contado, escrito por un Dios novato que lo alarga y alarga con la esperanza de encontrar la manera de que tenga un final feliz.
Soy el alfa y el omega de miles de universos, el motor de millones de vidas, la razón, el ser y el estar de todo y todos, hasta que dejo la pluma a un lado y mientras mi alma sigue escribiendo para sus adentros, yo salgo a este mundo, donde no soy más ese narrador omnipotente, sino un títere de carne y hueso que sólo espera el final de su participación en este relato, triste relato, que llamamos vida.

Sergio Tapia

miércoles, 13 de agosto de 2008

La locura


La locura es como la gravedad...
solo necesitas un pequeño empujón.

sábado, 9 de agosto de 2008

Aniversario

-Treinta y dos grados Don Román, y son a la sombra; debería al menos desabrocharse ese botón de la camisa, se me valla a desmayar.
-Un caballero nunca pierde el porte Lorenzo, nunca lo olvides.
-Pase usted caballero, acabamos de espantar las moscas nada mas para usted.

Le dijo con mueca burlona, mientras habría sus brazos para recibirlo en un fuerte apretón de amigos.

-Siempre de igualado muchacho, parece que no aprendes nada con los años.
-No se enoje Don Román nada mas estaba yo jugando, pásele , y dígame que va a ser hoy; la barba y el bigote, le planchamos las cejas, manicure, pedicure, o ahora si se anima y le teñimos esa cabecita blanca.
-Ya vas a empezar con tus cosas, no te digo si parece que el calor te embriaga de nuevo.
-Si apenas es medio día, no me quiera hacer la maldad, ¡haber Filomena!
¡caliéntame la tinaja de agua, ya sabes, y toma el bastón de Don Román!
¡y ora si no dejes que los chamacos lo agarren! ¡Oíste!

Paso frente a los espejos que le dejaron ver, en un frío instante, la fugaz alegría de una vida, una vida repleta de esas subidas y bajadas que dejan solo la esperanza amarrada a las entrañas, como un cosquilleo de adolescente enamorado.
Sonrió con esa risa que guardaba solo para ocasiones especiales, se acomodo el saco en la percha, y confió el bastón a la prudencia de Filomena.

-Se ve usted muy bien hoy Don Román, a que se debe la ocasión-
-Nada mas muchacho, sucede que hoy salió el sol mas temprano, y pues ya no tuve que esperarme en la cama a escuchar el ruido en la calle.
-Lo mismito le decía en la mañana a Filomena, “ya ha de andar Don Román cascando el Bastón por las aceras” ¡¿No te lo decía en la mañana mujer?!
-Si pues así es Lorenzo, a mi edad uno no puede perder el tiempo bajo las sabanas.
-¡Eso si!, pero dígame...

La platica transcurrió como si en mucho tiempo no se hubieran tenido la delicadeza de saber el uno del otro, y sucede que son como esas ocasiones que de verdad uno se detiene a preguntar sinceramente ¿Cómo estas?, y no por el simple hecho de preguntarlo, sino porque tal vez por un instante, la vida juega con esas cartas que dos personas pueden entender. De ese único modo en el que podían decir que los sucesos cotidianos eran los milagros que uno esperaban muchas veces sin saberlo.

En silencio Lorenzo estiro la mano para cambiar la estación de la radio, sintonizando una estación vieja que sabia le encantaba a Don Román. Y Don Román sabia que Lorenzo era una de esas personas a las que el no podía llamar corrientes, era su amigo y artista personal. Pues siempre decía que ni Leonardo o Miguel Ángel pudieron hacer lo que su barbero, y por eso le confiaba su cabeza.

-¿Así esta bien de arriba, o le quito menos?
- ¡No muchacho! Esos déjamelos así como están si no al rato el sol me requema los sesos.
-¡no no no! Mejor ni los toco no se vallan a chiquear.

Con habilidad casi natural Lorenzo daba forma a la melena blanca de Don Román, la experiencia que los años le habían dado y el tiempo que llevaba de conocerlo, le hacían fácil la tarea de doblegar esos cabellos necios, y esos remolinos tercos, no le era necesario preguntar como, donde, afirmar era dudar de su mano sabia. Solo de vez en cuando echaba un tijerazo al aire o decía una mala palabra para comprobar que Don Román siguiera despierto. Y él nunca lo estaba.

Suavemente inclino el sillón para no despertar a lo brusco a su mejor cliente. Y Don Román hizo como si no hubiera perdido noción del tiempo, retomando la platica que hace muchos minutos Lorenzo había dado por finalizada. Tomo la navaja y se dispuso a dar forma a esas barbas duras; no antes remojándolas con la toalla caliente que Filomena había preparado.
Se agachaba, se inclinaba, lo subía, lo bajaba, fruncía el seño, y re estiraba.
Al cabo de un rato exclamo:

- ¡Listo!, como nuevo.

Y paso el espejo por sus espaldas por detrás de las orejas, tomo el cepillo mas suave, y lo paso por su ancha frente, después de aplicar colonia y Talco en la barbilla aun rosada, por el calor de la Toalla.
Don Román tomo un momento y dijo:

-Eres un artista Lorenzo, un verdadero artista, ¡no confiaría mi cabeza a nadie mas!

Se levanto lentamente del sillón tratando de no despertar a sus piernas engarrotadas, se puso erguido y contemplo un momento mientras acomodaba el cuello de su camisa, ajustando el botón dentro del ojal.

-un caballero nunca pierde el porte Lorenzo, nunca lo olvides.

Dijo mientras tomaba el saco del perchero para después alejarse cascando el bastón en la acera.


Compro con la señora de la esquina un ramo de Claveles blancos, por los que pago veinte pesos. Se adentro a un paso lento pero muy firme por el camino que varios años había visitado, siempre en la misma fecha, celosamente a la misma hora.
Un lugar donde uno pensaría que el amor es lo único que no se puede encontrar. Pero ahí estaba. La misma banca reservada para el, a la sombra de ese Roble enorme donde se quedaba contemplando a las aves, el aire, la tierra, la vida en plenitud.

Dejo caer una lagrima en algún clavel, dejo a un lado su fiel bastón y se apoyo con una mano en la lapida fría para poder hincarse. Retiro unas hojas secas y acomodo cuidadosamente el ramo de claveles. Mientras decía:

-Un año mas Viejita... un año mas.

domingo, 27 de julio de 2008

La estupidez es una carcajada múltiple irrefrenable.

Paguina 26

"Hay un desprendimiento liberador en el acto de romper las hojas que uno ha escrito, acaso por haber notado en ellas la desnudez obscena de un par de sentimientos."

sábado, 19 de julio de 2008

Mi padre y mi casa.

Yo me parezco a esta casa
Que hoy esta abandonada
Fue la casa en que vivimos
Hoy es triste y desolada
Con el tiempo los recuerdos
se arraigan y tienes ganas
De gritar que en otros tiempos
fui feliz con mis hermanas
Hay que tristeza mi viejo
ya no se escucha tu voz
Ya no se escuchan tus pasos
Ya no se escuchan canciones
Te esperan los viejos sillones
cansado verte llegar
que nos pasa ahora casa
desde que te abandonamos
con mi espíritu cansado
tus muros y tu fachada
se han manchado de musgos y de alborada
y del dolor que produce
el estar como mi alma desolada
Hay que tristeza mi viejo
ya no se escucha tu voz
Ya no se escuchan tus pasos
Ya no se escuchan canciones
Te esperan los viejos sillones
cansado verte llegar
que nos pasa ahora casa
desde que te abandonamos
con mi espíritu cansado
tus muros y tu fachada
se han manchado de musgos y de alborada
y del dolor que produce
el estar como mi alma desolada...
Juan Salvador

viernes, 20 de junio de 2008

Nada...

Por las ventanas se colaba la luz de la mañana, dejando se dibujaran con suficiente nitidez las siluetas de los objetos que estáticos parecían tejer una danza invisible, apenas perceptible al voltear bruscamente la mirada, una danza en primavera donde el canto de los canarios parecía entonaba una melodía mágica al despertar de los días de Mayo.

Y en el buró junto a la cama, una sola fotografía. La única en toda la casa, cubierta por una densa capa de polvo endurecido por los años en un marco de plata, una plata que hace mucho había perdido su brillo y era sustituido por una rugosa y oxidante costra negra.

Una lámpara que pocas ocasiones era encendida acompañaba el otro extremo de la cabecera, donde no se necesitaba de luz para percibir por el intoxicante aroma; la existencia de un cenicero, hondo, lleno de arena blanca que parecía un mar minúsculo, con pequeños naufragios consumidos hasta la marca de los dedos; diariamente visitado, celosamente, a la misma hora. Un objeto que dejaba expuesta una vida rutinaria desde hace un par de décadas.

Cerillos de madera con cabeza roja, sobre una carpeta tejida amarillenta, que dejaba a saber que mas de una ocasión alguien se había quedado dormido con un cigarro en las manos. Un pequeño baúl carcomido que guardaba los secretos más insignificantes de una historia grabada con tinta de una pluma fuente, que se extravío por los azares del... destino; un destino que había partido y parecía nunca mas volvería.

La cama, no era mas que un mueble mal ubicado en los espacios de ese cuarto lleno de nostalgia, con un polvo cenizo y denso que cubría las paredes de una tristeza vieja. Era mas bien y para único fin, el descanso de un cuerpo apolillado. Era un nido frío, duro, encajonado, mas parecido a un ataúd cómodo donde las almohadas podían contar las historias de antiguas batallas sostenidas en ese mítico lugar ahora retirado de esos ajetreos..

Un librero, una mesa con un sillón por silla, donde la luz siempre dejaba al descubierto las evidencias que olvidaba desaparecer. Ya fuera de día o de noche, el lugar siempre quedaba dispuesto al ultraje de los recuerdo, dejándolos plasmados en extrañas líneas que en un principio eran incomprensibles metáforas que no se podían entender. Y que ahora eran mas bien confesiones despreocupadas, pues hace mucho no existía otro par de ojos que descifrara su significado.


EL calor podía sentirse desde muy de madrugada, y ya a esa hora de la mañana volvía insoportables las sabanas rozando sobre piel. Mas sin embargo había llovido por la noche y el ambiente ahora era húmedo lo que hacia tolerable y hasta cómodo el calor de la mañana, nada comparado a los días anteriores, en los que se podía sentir los pulmones quemarse a cada respiro.

Se trataba de un día un tanto extraño, por no decir contrastante en la vida de aquel hombre.
Los canarios brincaban de un lado de la jaula a otro y los pericos los acompañaban con un escándalo típico de primavera , mientras unos azulejos de la campiña se refrescaban en el agua de la fuente que estaba justo en medio del jardín.


Era aun muy temprano y el sol aun no rebasaba la espesura de las jacarandas que adornaban de un azul violáceo o a veces rosa, el panorama de ese lugar extraño y mágico, disfrazando la lontananza lúgubre de otras épocas del año.
Y de algún modo coincidía la explosión de sus flores con las festividades en el pueblo dedicadas a Simón de Gitta patrono del lugar. Donde todas las casas eran maquilladas del color de la santidad por orden del Cura Lucio Aguilera de Cantoria, pues pensaba que al Santo se le vestía así desde siempre y hasta algunos juraban era un milagro la coincidencia hermosa del tono de las jacarandas con una aparición del mismo Simón.
Era un hombre de mucho carácter, encargado de la organización de esta fiesta y del cobro anual del Diezmo para la salvación de las almas. Un hombre de buena voluntad que aconsejaba a las familias y recaudaba buenas limosnas para el sustento del convento o para su propia canonización después de muerto.

Y es que ninguna persona en el pueblo era tan vieja para recordar que, el bosque de jacarandas que rodeaba el valle había existido mucho antes a la llegada de los Almerienses; quienes habían adoptado la veneración a Simón de Gitta mas por error de interpretación que por autentica fe.
Habían llegado desde la antigua España donde fueron perseguidos con saña: desde la Andalucía de los Reyes Católicos poco después de que destronaran al Zagal, hasta terminar del otro lado del mundo en un pueblito mágico y tranquilo donde las flores de las jacarandas manchaban las empedradas calles, y ahí en ese lugar predilecto era venerado a miles de kilómetros y a quinquenios de años.

Era una casa vieja, de paredes de adobe muy altas donde pequeñas lagartijas tomaban los primeros rayos de sol. La pintura blanca se había desmoronado y heridas de erosión dejaban al descubierto unos ladrillos pesados donde pequeñas plantas se aferraban para no caer al abismo. En la fachada principal se levantaba un obelisco donde pendía peligrosamente una higuera tierna que ensuciaba la entrada con pesados higos negros a mediados de Junio y una campana vieja, forjada de un cobre verde se levantaba en el punto mas alto, desde donde anunciaba la llegada de algún visitante perdido, esté solo tenia que tirar de un cordón en el enorme portón de madera que daba a la calle contigua de la avenida principal.

Una luz omnipresente desfilaba por los pasillos, desde la planta alta, descendiendo por las escaleras de mármol hasta penetrar en la ultima habitación por las troneras.
El jardín estaba meticulosamente distribuido para que todas las plantas recibiera la misma porción de luz y no mas de la necesaria.
Era el centro de un panorámico episodio de la época colonial. Con candelabros forjados a mano en los pilares y lámparas colgando de las vigas de madera en los pasillos.

Gardenias, rosas, jazmines, geranios, alcatraces y tulipanes pintaban un cuadro de dimensiones exageradas y aromático olor a santidad. Que estaba delimitado de la casa por una pequeña banquetilla de ladrillo rojo.

Y en toda esta estancia se escuchaba una canción melancólica desconocida para el mundo que provenía de un megáfono, situado en la mesita donde ondulante bailaba el humo de un tabaco dispuesto al alcance de la mano al igual que la taza de café. Un toallero de hojalata y un hombre esbelto que cantaba en tonos grabes.

Se miraba vacío con unos ojos negros en los que aun se podía distinguir un diminuto brillo de nostalgia o de alguna ilusión terca, en ese espejo que solo dejaba ver su rostro; mientras con una destreza que solo el tiempo y la practica pueden dar, se desdibujaba la gruesa barba que nacía desde el cuello y cubría casi media mejilla; amarilla el las comisuras de los labios y la barbilla que confesaba un mal habito practicado con devoción impetuosa. Era una barba prominente en el mentón y las patillas donde uno mechones grisáceo se enredaban con las ideas más banales de una frente requemada y amplia que flanqueaba las tupidas cejas y unas pestañas rizadas que enmarcaban sus ojos grandes para protegerlos de los rayos del sol que para esta hora ya calentaban las paredes bajas y algunos ladrillos del suelo.

Rápida y eficaz en algunas partes, una hoja rompía la luz en destellos invisibles, era un instrumento de uso cotidiano, con un mango negro y gastado pero con una hoja pulida y muy filosa. Inflaba las mejillas o empujaba con la lengua según fuera el sitio, teniendo extremada precaución en la yugular que palpitaba al roce de la hoja provocativa. De vez en cuando quitaba la enjabonadura de la navaja en una tinaja de peltre con agua tibia; pues no le gustaba la sensación de asfixia que le daba la toalla caliente, menos en esta temporada de calor casi infernal. Aunque esto le dificultaba un poco la labor, parecía que era la mano de un Artista la que redescubría un rostro gastado pero con un atractivo ambiguo. Casi preservado a pesar del paso del tiempo.

jueves, 12 de junio de 2008

"Ningun adios mejor que el de todos los dias"

Doy gracias
Por no saber donde acaba el día
Y donde empieza el otro.
Doy gracias
Por esta taza de café
Por mis cobijas sucias
Y por que hoy estuvo mi madre
Para pelear con ella
Doy gracias
Por el nombre que repetiré hasta dormirme
Doy gracias
Por el nombre que recordare por la mañana
Doy gracias
Por los que me desean males
Doy gracias por los que aun rezan
Y por los que rezan por mi.
Doy gracias.
Por la vida que tengo y que no cambiaria
Doy gracias
Por mi padre, mi amigo, mi ejemplo, mi todo.
Doy gracias
Por mi hermana, por su amor
Sus ilusiones... que todas se vuelvan realidad
Por mi sobrina que hoy cumplió dos años ¡mil gracias!
Doy gracias
Porque la muerte ha respetado a lo que mas quiero
Doy gracias
Por lo que no he hecho y
Por lo que nunca haré
Doy gracias
Por mis hermanos
David, Luis ¡los amo!
Y pido que los llenes de glorias
Pero que no apartes las derrotas de su camino
Que también es el mío.
Gracias por mis carencias
Y por las tuyas
Doy gracias por tu lado malo
Por tu sostén y tu látigo que son la misma cosa
Doy gracias por mis ojos
Mis manos, mi cabeza, mis alas.
Porque puedo respirar por mi mismo
Porque puedo comer o ayunar
Doy gracias por los años de mal pase
Por lo que conozco
Y por lo incomprendido
Doy gracias,
Por los que me hieren
y por los que he herido
doy gracias por todo lo que he olvidado
y gracias por lo que me guardes para mañana
doy gracias si es que es mi ultima noche
doy gracias por si es mi primer día
Pero sobre todas las cosas...
doy gracias
Por este miedo que en esta hora te guardo
Señor.

La noche que lloro Jorge

Ha puesto la muerte las manos en tus ojos
Y has dejado de ver.
El pánico es lo único a lo que pudiste recurrir
Y es que jamás habías abierto los ojos ciego.
Recuerdas como en ocasiones los cerrabas
Y memorizabas con tus pasos la distancia
Del comedor a la cocina, de la sala al estudio.
De la vida a tu muerte...
Dos perlas grises brillan ahora
y al llenarse de lagrimas.
en silencio derramas el poco orgullo y lo que
tenias de vanidad.
Un par de lagrimas ruedan y quieres decir algo
Querías gritar ¡No veo!
Querías gritar ¡Me muero!
Pero tu esposa tomo tu mano
Y se puso a rezar por ti.

sábado, 31 de mayo de 2008

A la Deriva

El hombre pisó algo blanduzco, y en seguida sintió la mordedura en el pie. Saltó adelante, y al volverse con un juramento vio una yararacusú que arrollada sobre sí misma esperaba otro ataque.
El hombre echó una veloz ojeada a su pie, donde dos gotitas de sangre engrosaban dificultosamente, y sacó el machete de la cintura. La víbora vio la amenaza, y hundió más la cabeza en el centro mismo de su espiral; pero el machete cayó de lomo, dislocándole las vértebras.
El hombre se bajó hasta la mordedura, quitó las gotitas de sangre, y durante un instante contempló. Un dolor agudo nacía de los dos puntitos violetas, y comenzaba a invadir todo el pie. Apresuradamente se ligó el tobillo con su pañuelo y siguió por la picada hacia su rancho.
El dolor en el pie aumentaba, con sensación de tirante abultamiento, y de pronto el hombre sintió dos o tres fulgurantes puntadas que como relámpagos habían irradiado desde la herida hasta la mitad de la pantorrilla. Movía la pierna con dificultad; una metálica sequedad de garganta, seguida de sed quemante, le arrancó un nuevo juramento.
Llegó por fin al rancho, y se echó de brazos sobre la rueda de un trapiche. Los dos puntitos violeta desaparecían ahora en la monstruosa hinchazón del pie entero. La piel parecía adelgazada y a punto de ceder, de tensa. Quiso llamar a su mujer, y la voz se quebró en un ronco arrastre de garganta reseca. La sed lo devoraba.
—¡Dorotea! —alcanzó a lanzar en un estertor—. ¡Dame caña!
Su mujer corrió con un vaso lleno, que el hombre sorbió en tres tragos. Pero no había sentido gusto alguno.
—¡Te pedí caña, no agua! —rugió de nuevo. ¡Dame caña!
—¡Pero es caña, Paulino! —protestó la mujer espantada.
—¡No, me diste agua! ¡Quiero caña, te digo!
La mujer corrió otra vez, volviendo con la damajuana. El hombre tragó uno tras otro dos vasos, pero no sintió nada en la garganta.
—Bueno; esto se pone feo —murmuró entonces, mirando su pie lívido y ya con lustre gangrenoso. Sobre la honda ligadura del pañuelo, la carne desbordaba como una monstruosa morcilla.
Los dolores fulgurantes se sucedían en continuos relampagueos, y llegaban ahora a la ingle. La atroz sequedad de garganta que el aliento parecía caldear más, aumentaba a la par. Cuando pretendió incorporarse, un fulminante vómito lo mantuvo medio minuto con la frente apoyada en la rueda de palo.
Pero el hombre no quería morir, y descendiendo hasta la costa subió a su canoa. Sentóse en la popa y comenzó a palear hasta el centro del Paraná. Allí la corriente del río, que en las inmediaciones del Iguazú corre seis millas, lo llevaría antes de cinco horas a Tacurú-Pucú.
El hombre, con sombría energía, pudo efectivamente llegar hasta el medio del río; pero allí sus manos dormidas dejaron caer la pala en la canoa, y tras un nuevo vómito —de sangre esta vez—dirigió una mirada al sol que ya trasponía el monte.
La pierna entera, hasta medio muslo, era ya un bloque deforme y durísimo que reventaba la ropa. El hombre cortó la ligadura y abrió el pantalón con su cuchillo: el bajo vientre desbordó hinchado, con grandes manchas lívidas y terriblemente doloroso. El hombre pensó que no podría jamás llegar él solo a Tacurú-Pucú, y se decidió a pedir ayuda a su compadre Alves, aunque hacía mucho tiempo que estaban disgustados.
La corriente del río se precipitaba ahora hacia la costa brasileña, y el hombre pudo fácilmente atracar. Se arrastró por la picada en cuesta arriba, pero a los veinte metros, exhausto, quedó tendido de pecho.
—¡Alves! —gritó con cuanta fuerza pudo; y prestó oído en vano.
-¡Compadre Alves! ¡No me niegue este favor! -clamó de nuevo, alzando la cabeza del suelo. En el silencio de la selva no se oyó un solo rumor. El hombre tuvo aún valor para llegar hasta su canoa, y la corriente, cogiéndola de nuevo, la llevó velozmente a la deriva.

El Paraná corre allí en el fondo de una inmensa hoya, cuyas paredes, altas de cien metros, encajonan fúnebremente el río. Desde las orillas bordeadas de negros bloques de basalto, asciende el bosque, negro también. Adelante, a los costados, detrás, la eterna muralla lúgubre, en cuyo fondo el río arremolinado se precipita en incesantes borbollones de agua fangosa. El paisaje es agresivo, y reina en él un silencio de muerte. Al atardecer, sin embargo, su belleza sombría y calma cobra una majestad única.
El sol había caído ya cuando el hombre, semitendido en el fondo de la canoa, tuvo un violento escalofrío. Y de pronto, con asombro, enderezó pesadamente la cabeza: se sentía mejor. La pierna le dolía apenas, la sed disminuía, y su pecho, libre ya, se abría en lenta inspiración.
El veneno comenzaba a irse, no había duda. Se hallaba casi bien, y aunque no tenía fuerzas para mover la mano, contaba con la caída del rocío para reponerse del todo. Calculó que antes de tres horas estaría en Tacurú-Pucú.
El bienestar avanzaba, y con él una somnolencia llena de recuerdos. No sentía ya nada ni en la pierna ni en el vientre. ¿Viviría aún su compadre Gaona en Tacurú-Pucú? Acaso viera también a su ex patrón mister Dougald, y al recibidor del obraje.
¿Llegaría pronto? El cielo, al poniente, se abría ahora en pantalla de oro, y el río se había coloreado también. Desde la costa paraguaya, ya entenebrecida, el monte dejaba caer sobre el río su frescura crepuscular, en penetrantes efluvios de azahar y miel silvestre. Una pareja de guacamayos cruzó muy alto y en silencio hacia el Paraguay.
Allá abajo, sobre el río de oro, la canoa derivaba velozmente, girando a ratos sobre sí misma ante el borbollón de un remolino. El hombre que iba en ella se sentía cada vez mejor, y pensaba entretanto en el tiempo justo que había pasado sin ver a su ex patrón Dougald. ¿Tres años? Tal vez no, no tanto. ¿Dos años y nueve meses? Acaso. ¿Ocho meses y medio? Eso sí, seguramente.
De pronto sintió que estaba helado hasta el pecho. ¿Qué sería? Y la respiración también...
Al recibidor de maderas de mister Dougald, Lorenzo Cubilla, lo había conocido en Puerto Esperanza un viernes santo... ¿Viernes? Sí, o jueves . . .
El hombre estiró lentamente los dedos de la mano.
-Un jueves...
Y cesó de respirar.


Horacio Quiroga

viernes, 30 de mayo de 2008

Despierta!

Estoy hundido en la monotonía de una sociedad que se desangra a cada hora.
Y en el curso que el destino me ha marcado, no hay travesía que despierte interés en mi naturaleza como ser humano.
Incapaz de seguir tratando de vivir en esta antesala del infierno , tratando de esbozar mi camino, disfrazando el miedo, enfermedad y odio.
Revuelto en la incapacidad de olvidar , de asaltar mi memoria y borrar esos recuerdos que corroen mi alma y mi sangre, sangre de un cuerpo repudiado por lo que una vez fue vida; por que no hay vida sin ti.
Rodeado de una urbe bañada en su propio vomito, en un lugar donde no caben los sueños y se disipan las ilusiones como el roció que se desvanece al nacer el día. Acostumbrado a vivir ajustado a una lastimosa posición, atentando contra la marca lacerarte de este amor.
Si algo sabes hacer muy bien es manipularme como a una marioneta, es tan sencillo que cambies la lontananza que me rodea para hundirme o salvarme de lo que llaman soledad.
Porque solo tu puedes hacer que la sutil línea que prefigura los limites existentes entre la vida y la muerte, sea oprimida, sin consideración y todo el entorno, hasta los actos cotidianos: una mirada rencorosa, una palabra altisonante o un ligero accidente; tengan otro sentido.
Es aquí en este momento cuando mas te amo, cuando representas la puerta que se cierra, el sosiego y la tranquilidad que acompaña la habitación a solas.
Y ya te extraño como si el tiempo hubiera apiñado todas las horas que anteceden muestro amor imposible, y pesan y me aplastan contra el mismo suelo.

Mira; lo ves... no es nada.

El otro yo

Se trataba de un muchacho corriente: en los pantalones se le formaban rodilleras, leía historietas, hacía ruido cuando comía, se metía los dedos a la naríz, roncaba en la siesta, se llamaba Antonio. Corriente en todo menos en una cosa: tenía un Otro Yo. El Otro Yo usaba cierta poesía en la mirada, se enamoraba de las actrices, mentía cautelosamente , se emocionaba en los atardeceres. Al muchacho le preocupaba mucho su Otro Yo y le hacía sentirse imcómodo frente a sus amigos. Por otra parte el Otro Yo era melancólico, y debido a ello, Antonio no podía ser tan vulgar como era su deseo. Una tarde Antonio llegó cansado del trabajo, se quitó los zapatos, movió lentamente los dedos de los pies y encendió la radio. En la radio estaba Mozart, pero el muchacho se durmió. Cuando despertó el Otro Yo lloraba con desconsuelo. En el primer momento, el muchacho no supo que hacer, pero después se rehizo e insultó concienzudamente al Otro Yo. Este no dijo nada, pero a la mañama siguiente se habia suicidado. Al principio la muerte del Otro Yo fue un rudo golpe para el pobre Antonio, pero enseguida pensó que ahora sí podría ser enteramente vulgar. Ese pensamiento lo reconfortó. Sólo llevaba cinco días de luto, cuando salió la calle con el proposito de lucir su nueva y completa vulgaridad. Desde lejos vio que se acercaban sus amigos. Eso le lleno de felicidad e inmediatamente estalló en risotadas . Sin embargo, cuando pasaron junto a él, ellos no notaron su presencia. Para peor de males, el muchacho alcanzó a escuchar que comentaban: «Pobre Antonio.Y pensar que parecía tan fuerte y saludable». El muchacho no tuvo más remedio que dejar de reír y, al mismo tiempo, sintió a la altura del esternón un ahogo que se parecía bastante a la nostalgia. Pero no pudo sentir auténtica melancolía, porque toda la melancolía se la había llevado el Otro Yo.
Anonimo

«la suerte del insensato será también la mía».

ve, come tu pan con alegría y bebe a gusto tu vino
porque Dios ya aceptó tus obras.
Que tus vestiduras permanezcan siempre blancas
y nunca falte perfume en tu cabeza.
Disfruta la vida con la mujer amada
en todos tus días de vanidad
que Dios te concedió bajo el sol.
Porque ésta es tu porción de vida
y en tu fatigoso trabajo bajo el sol
sigue los caminos de tu corazón y el deseo de tus ojos
sabiendo que Dios te pedirá cuentas.

Lo que el amor no te dejaba ver,

porque pensabas que al final lo habías encontrado,
y te sentiste feliz, alegre de algo.
Subiste de un salto a la sima del mundo
y has gritado su nombre, y has amado a la tierra.
Amaste al cielo y al infierno,
al hombre,
Descubriste lo elemental, justificaste nuestras vidas
-“ y deseaste que nunca terminara “-
Simplemente ...
...te sentiste santo.

La juventud es así.


«establece los propios límites
sin preguntar si el cuerpo
es capaz de soportarlos.
Y el cuerpo siempre lo es.»

Hemos caído.




Hemos caído y nos damos cuenta
Que la ausencia es una costra de grasa
Pegada al cuerpo
Hemos caído en la razón de esa locura
Menguante,
donde no caben emociones mas que la nostalgia
Y una disección de nuestro mismo cuerpo
Y eso porque hemos nacidos separados
entre el aire y el polvo
De nuestros propios días.
Nos buscamos amor
Nos olvidaremos.

martes, 29 de abril de 2008

¿De que guerra sin gloria saldremos victoriosos?

¿De que jardín seremos ahora expulsados?
¿Que incauto sortilegio es que alimentara
nuestras almas mas allá de nuestra propia muerte?
¿De que lado saldrá el sol por la mañana?
¿Cuanto mas resistirá mi corazón tu ausencia.?
¿Cuanto mas resistirán las paredes de mi tristeza
Que parecen muchas veces indestructibles.?
¿Cuanto mas, caminaremos
antes de volver a encontrarnos en nuestra senda?
¿Y que cara, que manos, como será tu cabello
Como será tu mirada, como será tu sonrisa.?
¿Puedo asegurar que serán las mismas?
¿Donde habremos de encontrarnos y a que hora.?
¿Debo moverme del lugar donde te he perdido.?
¿Debo salir a buscarte donde no te encuentras?
Porque reconocerte es un problema
Cuando no se si te he conocido
¿Promesa perdida será ese encuentro?
Hoy corriste bajo la lluvia y tal vez nuestros caminos se cruzaron
Hoy corrías sobre los charcos porque te gusta la lluvia
Porque de algún modo te hace sentir bien
Y piensas tal vez que la misma lluvia me esta mojando
Y ríes mientras a tu alrededor todo se detiene
Cuando el niño se pregunta de donde vendrán las gotas de agua
Mientras un chico protege a su novia del viento helado
Y te imaginas que somos nosotros;
como muchas veces yo lo he imaginado
y ahora tienes fiebre
Y calientes los párpados.
Estas sentada a luz de la lámpara con tu libro en las manos
Estas con los pies muy fríos encogida en todos tus espacios
Estas pensando en mi, y te preguntas si tendrás que
Salir a buscarme en donde yo nunca he estado.

jueves, 24 de abril de 2008

Encarnación

Las horas transcurrían lentas, del sillón a la cama y de la cama al sofá, sin posibilidad de calentar asiento ni de impulsar su cuerpo a la acción, obligada a un rondín absurdo que la hacía abandonar su estado letárgico para ir a la cocina por un vaso que no había querido pedirle a Aurelia. Empezó a beber. Se volvió una maestra del simulacro. Pensaba en Rodolfo como si fuera ella misma y una sonrisa amarga transformaba sus labios: sin duda, él no hubiera tenido que hacer lo que ella, a escondidas. Los hombres suelen asumir sus vicios, su frustración, como si la culpa fuera de los otros. Beben ante los demás sin preocuparse, gritan, dan rienda suelta a la rabia como quien inflinge un justo castigo a los que se ven obligados a soportar las consecuencias de sus desmanes. Ella, en cambio, estaba obligada a vivir lo que hacia como un motivo de vergüenza más, como una más de sus culpas y, sobre todo, como otra evidencia del fracaso.
Todavía recordaba aquel sábado en Cuernavaca, en pleno cumpleaños de Rodolfo, cuando a éste se le pasaron las copas y se cayó a la alberca. Y cuando todos pensaban que iba a congestionarse, luego de angustiosos segundos de espera, fue surgiendo por fin con los lentes rotos, Fito, Rodolfito, el GRAN RODOLFO, y como si fuera el monstruo de Loch Ness, emergió de las profundidades abismales del chapoteadero y empezó a perseguir a las sobrinas y a una amiga suya, a la que apodaba La Sueca. Corría detrás de ella s, empapado, tentando el aire como un ciego, y cuando por fin alcanzaba a alguna se ponía a abrazarla y le sacudía el pelo en la cara, en los senos, la apretaba muy fuerte con el cuento de querer empaparla.En cambio ella se había iniciado sola, con el rigor y la discreción de un asceta, por las mañanas, mientras los hijos estaban en la escuela. Lo hacía despacio, mirando al frente, sin un asomo de placer, como si el liquido que bebía a tragos cortos no fuera más que agua. Y luego de un sueño largo e intranquilo se levantaba a las siete, antes que él llegara, se bañaba y recibía a su marido con la mirada serena y distante de quien recibe cada noche al Espíritu Santo.

viernes, 18 de abril de 2008

El paraíso que fuimos. (capitulo primero)


Fue en el año del perro. No el año del Astuto Guardián del horóscopo chino, sino el año en que el presidente dijo que defendería el peso como un perro y acto seguido lo devaluó. Fue un año de falta de simetría poética: él era el perro y nosotros los que realmente llevábamos vida de perros. De ese año se decía cualquier cosa. Que fue el año siguiente del asesinato de Sadat, premio Nobel de la Paz, y dos años después de la muerte de John Lennon. Incluso fue el año en que apareció el minitel en Francia. O el año en que los Duques de Cádiz, don Alfonso de Borbón y doña Carmen Martines Bordiú, comenzaron a planear su divorcio. Se decía cualquier cosa con tal de no decir lo que queríamos y no podíamos decir: se nos había olvidado como nombre las cosas.
(Rosa Beltrán)

viernes, 11 de abril de 2008

Benedetti

Ellos tienen razón
esa felicidad
al menos con mayúscula
no existe
ah pero si existiera con minúscula
sería semejante a nuestra breve
presoledad
después de la alegría viene la soledad
después de la plenitud viene la soledad
después del amor viene la soledad
ya sé que es una pobre deformación
pero lo cierto es que en ese durable minuto
uno se siente
solo en el mundo
sin asideros
sin pretextos
sin abrazos
sin rencores
sin las cosas que unen o separan
y en esa sola manera de estar solo
ni siquiera uno se apiada de uno mismo
los datos objetivos son como sigue
hay diez centímetros de silencio
entre tus manos y mis manos
una frontera de palabras no dichas
entre tus labios y mis labios
y algo que brilla así de triste
entre tus ojos y mis ojos
claro que la soledad no viene sola
si se mira por sobre el hombro mustio
de nuestras soledades
se verá un largo y compacto imposible
un sencillo respeto por terceros o cuartos
ese percance de ser buena gente
después de la alegría
después de la plenitud
después del amor
viene la soledad
conforme
pero
qué vendrá después
de la soledad
a veces no me siento
tan solo
si imagino
mejor dicho si sé
que más allá de mi soledad
y de la tuya
otra vez estás vos
aunque sea preguntándote a solas
qué vendrá después
de la soledad.

jueves, 3 de abril de 2008

monologo con Jorge...


Y que susto se llevaron cuando empezaste a sudar y decías ver luces en toda la habitación que tu ordenaste dejaran casi en penumbra, ellas que iban a saber que la Norepinegrina, te iba a reaccionar con esas taquicardias y los espasmos que parecía que te rompían.
El doctor te había dicho mucho agua para la boca seca, camine un rato en el patio, ¡Échele ganas!... ¡saldremos!... y entonces vomitaste en sus zapatos de charol los comprimidos de Serotonina.
Y hubieras visto la que le armo tu mujer cuando te quedaste cinco días en tu cama sin ganas de nada, y todo porque le contesto que era común de los Histaminérgicos... un poco de somnolencia. ¡si la cosa era animarte!... no era dejarte morir como un perro sin que vieras las cosas que aun podías hacer en esos meses que te regalaba tu cáncer de riñón. ¿Ahora si los quieres verdad?
Te vas a morir Jorge.
Este es el tercero que dice lo mismo...
Y de nada un transplante, de nada transfusiones, de nada que te porreen tu esposa y tus hijas... ya vez hiciste que viniera desde tan lejos tu hijo, na’mas para verte morir. Te acuerdas yo te lo decía, ¡bájale mi cabrón! Pero le tupías macizo, con tal Papá te había dejado bien forradito... y de que sirvió Jorgito, a ver cómprame un mes mas... o llévate la docena y te regalo quince días...
Tu na’mas dime, ¡y ni te pongas! que ya estas jodido y si no es por ahí , le doy en la madre por la Diabetes.
Y no me digas ojete, ni me digas groserías... esta vez no alucinas.
Sabes... a veces también ando tristón, yo no pedí esta tarea... ¿tu crees que me siento bien, cuando veo que lloran?
¿Tu crees que no me gustaría como a ti, ver a tus nietos crecer?, si yo estaría mil veces en otro lado... y no es que me caigas mal, eres chido. Pero el olor de la orina saturada de chochos me desagrada.
¡Cabrón! Cada vez son mas jóvenes, ¡se mueren mas llenos de vida!... ¡Ja! Se mueren.

Yo no se que le sacas a estar metido todo el día aquí, si huele bien feo... y esa costumbre que ya se te volvió, de defecar en la cama. ¡ya ni la muelas, teniendo el baño tan cerca!
Deberías salir por lo menos a quitarte las escamas; mira, te juro que hoy no es...hoy no.

Échate un cigarrito en la terraza, vamos a regar las gardenias, o ¡ya se!, le pedimos permiso a tu compadre el panadero, que te de chamba de ayudante por las mañanas, tu siempre dijiste que te hubiera gustado ser panadero... ¡ándale!, no seas puto... o que ¿le tienes mas miedo a vivir?
Vamos a correr por tu calle, ¡deja la silla!, vamos tocando los timbres, vamos a gritarle al pinchi chamaco que te cae gordo.

Vamos a buscarla; ¡ándale a ella!, vamos a perdonar antes de odiarnos a nosotros mismos...
Y vamos a donar lo que te queda, vamos a vaciar las cuentas, y le damos los centenarios del abuelo al primer mendigo que veas, vamos por la calle aventando al aire el dinero, hasta que solo sean montoncitos de monedas lo que dejes a tu paso... veraz como si te aman.
¿No piensas dejárselo a tu hijo o si?, a poco crees que vino de tan lejos no mas para verte morir... ¡no mames si salió igualito a tí!

Eso de romper las cosas que encuentras a tu paso, fue divertido, pero no mas la asustas.
Y si te pones como estúpido creen que ya te vas... mejor déjalas un rato descansar de ti y salimos a dar la vuelta...
Quiero que veas ponerse el sol conmigo...
Quiero que entiendas...
Quiero que sientas la existencia de esa sustancia, inexplicable.
Quiero que grites tu nombre... una y otra vez, mil y una mas... para que todos lo olviden.

miércoles, 2 de abril de 2008

Mi zona sagrada...


me dijeron: ¡sal a buscarla....!
y me quede tres días solo, enfermo, enamorado
esperando sentado en mi zona sagrada...

jueves, 27 de marzo de 2008

Cadenas

QUE HORA ES: 12:17 am
NOMBRE COMPLETO: José Antonio Cholula López
SIGNO ZODIACAL: Tauro
POR QUIEN TE DIERON ESE NOMBRE: mi Papá se llama Antonio
QUE SIGNIFICA: es latín; floreciente
CANTIDAD DE VELAS QUE APARECIERON EN TU ÚLTIMO PASTEL DE CUMPLE: 20
LE PIDES DESEOS A LAS ESTRELLAS?: No
CUANDO FUE LA ULTIMA VEZ QUE LLORASTE: hace varios años
HAS LLORADO POR ALGUIEN: Si
ESTUVISTE ENAMORADO ANTERIORMENTE? Si
ESTAS ENAMORADO? No
TU CUMPLE: 22 de Abril
TE HAS EMBORRACHADO: Si
AMASTE TANTO A ALGUIEN COMO PARA LLORAR? Si
ESTUVISTE EN UN CHOQUE DE AUTOS? no
ESTADO CIVIL: Soltero
CUANTOS HIJOS TIENES: ninguno
SI FUERAS OTRA PERSONA, ¿SERIAS TU AMIGO? No
COMO DEFINES TU PERSONALIDAD: Grosero, Burlón, Directo, Sarcástico, sincero, tierno... .. todo depende.
COMO VES LA VIDA: complicada.
TU MEJOR RECUERDO: una mañana, mi hermana me enseñaba a tomar en vaso, yo tendría dos años? Era una taza azul, aun la conservo
FUMAS: cuando no me ve mi mamá jajajajaja
TOMAS: Bebo, no me gusta emborracharme.
ESTUDIAS O TRABAJAS: trabajo
DIA FAVORITO DEL AÑO Y DE LA SEMANA: ninguno
INVIERNO O VERANO: invierno
SOLEADO O LLOVIENDO: Lloviendo
ULTIMA PELICULA QUE VISTE Y CON QUIEN: El orfanato con Ivette
ERES ROMANTICO?: creo que si, pregúntale a ellas
BESOS O ABRAZOS: Besos
POSTRE PREFERIDO: un buen tabaco después de una buena comida
QUIEN CREES QUE TE RESPONDERA: El trípode
EL QUE MENOS CREES QUE LO HARÁ: la que me coloco en esta cadena de mierda
QUE LIBRO ESTÁS LEYENDO: El libro de Satán y el libro de Uruntia
QUE HAY EN LA PARED DE TU HABITACION: un verso; “en el capullo de tu ausencia crece mi corazón. Larva de ti?
QUE VISTE ANOCHE EN LA TELE : no veo tele, solo los Domingos
SERIE FAVORITA DE TODOS LOS TIEMPOS: ninguna
QUE TE GUSTA VER EN LA TELE: Al doctor ese, que se las sabe de todas y es bien directo, y adicto a las pastillas y que cojea no se por que.
MUSICA TE GUSTA: Blues, Jazz, Trova y la música viejita
ROLLING STONES O BEATLES: Beatles
QUE TAN LEJOS HAS ESTADO DE TU CASA: mmm como a un año caminando
HAS VIVIDO EN OTRO PAIS: si, el mío.
COLORES FAVORITOS: negro, gris, azul,
ANIMAL FAVORITO: los gatos (negros)
TIENES MASCOTA: un perro
NOMBRES: el “grillo”
NUMERO FAVORITO: el tres
GRUPO DE MUSICA FAVORITO: Antenna, Jaguares,
CARICATURA FAVORITA: en primaria los Súper Campeones
EN QUE PIENSAS JUSTO AHORA: En el miedo
SABES PERDONAR: no
Sabes olvidar: no
ALGUN FAMILIAR CON EL QUE TE LLEVES MEJOR: Con mi Papá
COMO ANDAS VESTIDO? Pantalón de mezclilla, playera blanca, cinturón de piel negro mis guaraches y mi sombrero de viejito.
CERVEZA O VINO? : Cerveza, pero también depende
CAFÉ O TÉ?: Café
SABOR DE HELADO? Mamey
LUGAR PARA QUE TE BESEN?: Los labios
CANCIÓN QUE ESTAS ESCUCHANDO EN ESTE MOMENTO?: trigueña de Juan Salvador
LA GASEOSA, CON O SIN HIELO?: Sin
TOM O JERRY?: Ninguno
DISNEY O WARNER BROTHERS?: Warner Brothers
RESTAURANTE O COMIDA RÁPIDA: Restaurante
ULIMA VISITA A UN HOSPITAL?: hace cuatro años
DE QUE COLOR ES LA ALFOMBRA O PISO DE TU DORMITORIO?: no hay
DÓNDE TE VES EN 10 AÑOS?: En la Revolución
DE QUE PERSONA RECIBISTE EL E-MAIL ANTERIOR?: de una Niña grandota que quiero mucho.
AMIGOS QUE VIVEN MAS LEJOS: un tipo de Huamantla
QUE CAMBIARIAS DE TU VIDA?: Absolutamente nada
CUANTOS TIMBRAZOS PARA CONTESTAR EL TELÉFONO?: tres
QUE ES LO PRIMERO QUE PIENSAS EN LA MAÑANA CUANDO DESPIERTAS?: ¡ya levantate!... ¡ya levantate!
TORMENTAS TE GUSTAN O TE ASUSTAN: no recuerdo haber estado en una
SI PUDIERAS SER OTRA PERSONA, QUIEN SERIAS?: no es una persona, seria el perro del libro de la Zona Sagrada, es tan fuera de lugar como la misma pregunta.
NOMBRA A LAS PERSONAS Q NO TE CONTESTARAN?: tardaría bastante
QUIEN TE GUSTARÍA QUE LA RESPONDA: mmm la verdad no tenia nada que hacer
ALGO PUESTO SIEMPRE Y NUNCA TE LO QUITAS: la sensación de que me extingo
CUÁL ES EL AUTO DE TUS SUEÑOS? Una lanchota negra de capota
DILE ALGO A LA PERSONA QUE TE MANDO ESTE MAIL?: Me cagan las cadenas!!!!!
PALABRAS QUE MÁS DICES: perfecto, muy bien, mierda.... cosa
COMIDA PREFERIDA: sándwich
PAREJA IDEAL: Satanás le dijo a Jesús, todas las mujeres son Magdalena.
QUÉ LE MIRAS PRIMERO A EL (ELLA): El hombro izquierdo
MOMENTO MÁS TRISTE DE TU VIDA: Cuando me dijo que se casaba
MOMENTO MÁS HUMILLANTE: cuando me dijo que era porque estaba embarazada jaaaaa
QUE BUSCAS EN EL SEXO OPUESTO: inteligencia y comprensión, belleza, ternura, tristeza, me agrada el olor de la tristeza.
COLECCIONAS ALGO?: vivencias
QUE PIENSAS DE LA MUERTE: ¡nos ha dado un día mas Toño.!
TE HA GUSTADO ALGUNA AMIGO(A)?: Si
TIEMPO QUE TARDAS EN ARREGLARTE: 15 minutos incluido el baño
REVISTA FAVORITA: muy interesante
QUE ESTACIÓN DEL AÑO TE GUSTA MAS? :otoño
TE IRÍAS A VIVIR A OTRO PAÍS?: Cuba
QUIEN NO TE HA FALLADO NUNK..? mi Padre
FRÍO O CALOR: Frío
CARTA O MAIL: Cartas
LA PERSONA QUE MAS EXTRAÑAS? Claudia
QUE TE PONE DE BUENAS?: la Serotonina
EQUIPO DE FuTBoL: no me gusta el Fut
TÚ LE DARÍAS UN BESO A ALGUIEN DE LOS QUE LES MANDASTE ESTE MAIL?: SI
EL PEOR SENTIMIENTO DEL MUNDO: la autocompasión
EL MEJOR SENTIMIENTO DEL MUNDO: El Amor
FUTURO NOMBRE DE TU HIJO: No he pensado tener hijos
FUTURO NOMBRE DE TU HIJA: si llego a tener una la llamaria Claudian
CHOCOLATE O VAINILLA: Chocolate
DILE ALGO A LA PERSONA QUE MAS QUIERES: mmm te quiero
CONDIMENTO FAVORITO EN UNA ENSALADA: x
CARNE O QUE TE GUSTA COMER: zucaritas, refresco en ayunas
ALGO Q NO TE GUSTA QUE TE DIGAN: que merezco algo mejor.

miércoles, 26 de marzo de 2008

Era callejero...


Duro, tengo que ser duro!. De nada vale ser benévolo, indulgente, tolerante. Es verdad de que : al que es de miel, se lo comen las hormigas. Es verdad. La gente no aprecia la bondad. Hay miles de ejemplos que... Pipo, dame agua –le dice su hija, una preciosa niña de siete años de edad- Mecánicamente el hombre toma la jarra y llena el vaso de la muchachita. Almuerzan solos, desde hace unos minutos. En la casa no viven otras personas. Su hija come con placer, de todo, feliz. Él no ha probado bocado aún, pero no es consciente de ello. Tampoco percibe que el radio está sobre la mesa y comienza a reproducir una de sus canciones favoritas. Siempre había dicho que era muy humana, aunque estuviera dedicada a un perro.

“Era callejero por derecho propio;
su filosofía de la libertad
fue a ganar la suya sin atar a otros
y sobre los otros no pasar jamás...”

Cuando suena los primeros compases y versos, la niñita mira al padre, pero no encuentra en él la expresión feliz de otras veces cuando en la casa se escuchaba esa canción de Alberto Cortez. Ahora el hombre tiene la mirada absorta y parte en dos un pedazo de pan sin mirarlo. ¡Me parece que Edelberto tenía razón! El decía que ante cada situación de la vida, primero pensaba en él, después en él y por último en él. Me acuerdo de las discusiones que teníamos, cuando yo le decía que no se podía ser tan egoísta en la vida, que había que pensar también en los demás. Se reía de mí y me parece que hacía bien porque... ¿No vas a comer, Pipo? Se te va a enfriar la comida –dice la niña que no puede ocultar un poco de angustia. Él, la mira con cariño, con mucho cariño, le sonríe y toma la pri-mera cucharada de sopa.

“Aunque fue de todos nunca tuvo dueño
que condicionara su razón de ser;
libre como el viento era nuestro perro,
nuestro y de la calle que lo vio nacer...”


Maquiavelo decía que era mejor ser temido que ser amado, porque los hombres temen menos el ofender al que se hace amar, que al que se hace temer... Pero el tiempo ha demostrado que Maquiavelo no tenía razón en muchas cosas que dijo y...

“Era un callejero con el sol a cuestas,
fiel a su destino y a su parecer,
sin tener horario para hacer la siesta
ni rendirle cuentas al amanecer...”

La niña mira furtivamente al padre, mientras sacia su habitual apetito. Lo que no es habitual es que al padre no se le iluminen los ojos con esta canción. Pipo, ¿te pasa algo? No mi vida, no –le contesta mientras se dispone a tomar la segunda cucharada de sopa- Pero es que las ideas de Maquiavelo... Además, está eso otro del león y la zorra; eso de que hay que saber un poco de cada cosa, porque el león no puede evitar caer en las trampas, a pesar de sus fuerzas; pero por otro lado la inteligencia de la zorra no es suficiente para salvarse de los enemigos, a pesar de su tremenda astucia. Dice Maquiavelo que hay que saber ser león y zorra a la misma vez... ¿Será verdad eso? No, no tiene razón: su filosofía y su modo de ver la vida son reaccionarios. Hay otras cosas que valen más en el ser humano que el saber ser malo, ¡Pero es que hay gente que lo hace pensar a uno en cada cosa! Coge, Pipo; cómete esta galleta, dice la niña, quiere que su padre sea el de siempre y no éste que no presta atención a su canción favorita.

“Era nuestro perro, y era la ternura,
esa que perdemos cada día más;
y era una metáfora de la aventura,
que en el diccionario no se puede hallar...”

¿A lo mejor tiene razón el tipo de la película del otro día? El que dijo que había que aprender a odiar un poco para aprender a vivir mejor en la vida. El hombre a comenzado a comer de a poco. Lo hace maquinalmente. Traga la sopa, sin hallarle sabor alguno. Está al lado de su hija pero tan alejado de ella, que no se percata del cambio que está experimentando el rostro de su muchachita.

“Digo nuestro perro porque lo que amamos
lo consideramos nuestra propiedad;
y era de los niños y del viejo Pablo,
a quien rescataba de su soledad...”

Sin embargo el psicólogo me dijo que la verdadera dimensión del ser humano está en no saber odiar, que el odio es un sentimiento negativo y que lo mejor es que siga siendo como soy. Pero ¿y entonces...? El recuerdo de este hombre se detiene en varios momentos de su vida. Se le agolpan en la mente los nombres de personas que hacen el mal a los demás; unos queriendo, otros sin querer y otros queriéndolo pero aparentando todo lo contrario. Piensa en la infidelidad, que a veces tiende celadas a las mas hermosas ilusiones, a la amistad, las ambiciones y envidias profesionales, los chismes, las zancadillas que los ambiciosos y oportunistas perfeccionan cada día más, en el falso concepto del poder que tiene bien delimitado su marco de movilidad y conocer perfectamente bien las consecuencias que acarrean el traspasarlo. Saber bien cuáles son sus derechos. En eso Benito Juárez fue un maestro cuando dijo que “El respeto al derecho ajeno es la paz”. Así mejorarían las cosas y no sería necesario odiar... Parte otro pedazo de pan y no siente sobre sí la penetrante mirada de su hija.

“Era callejero y era el personaje
de la puerta abierta en cualquier hogar;
y era en nuestro barrio como del paisaje:
el sereno, el cura y todos los demás...”

El hombre no escucha que el ritmo de la canción va disminuyendo. No ve que la niña ha dejado de comer y busca algo a su alrededor. ¡Quizá no valga la pena ser duro, enérgico, intolerante, exigente! No sé, estoy confundido, porque la vida demuestra que siempre con los malos hay mayor consideración. No se trata de que uno se vuelva un antisocial; basta con ser inflexible, hacerse respetar, no ser tan sentimental y no pensar tanto en los demás. Sobre todo eso, no pensar tanto en los demás. Que se vayan a la mierda todos. No vale la pena vivir en función de los demás. Hay que saber odiar un poco. ¡Eso es lo que voy a hacer!

“Era el callejero de las cosas bellas
y se fue con ellas cuando se marchó;
se bebió de golpe todas las estrellas,
se quedo dormido y ya no despertó...”

Los ojos de Pipo empiezan a dar muestra de que sus recuerdos regresan del pasado, sus conclusiones terminan también de explorar el futuro y en el momento preciso en que ha decidido aprender a odiar, percibe un sonido que le corta la respiración: un llanto.

“Nos dejó el espacio como testamento,
lleno de nostalgia, lleno de emoción;
vaga su recuerdo por los sentimientos
para derramarlos en esta canción...”

La niña oculta su rostro y las lagrimas que acompañan sus sollozos rítmicos, como los últimos compases de la canción que va muriendo en la radio. ¿Qué te pasa, mi vidita, qué tienes? La niña sigue llorando. Su llanto es raro: no refleja dolor físico alguno. Intenta hablar, pero los sollozos no la dejan. ¿Qué es, mi cielo? Dime por favor. Su pequeño índice derecho le dirige lentamente hacia un lugar en el espacio. El padre continua la línea recta imaginaria que finaliza en la radio, pero no entiende todavía. La voz del cantante se pierde tarareando y al hombre le viene de golpe todo el texto de la canción, mil veces repetido en su mente con anterioridad, mil veces aprobado por su particular manera de afrontar la vida. Se terminan los sollozos, en el preciso instante en que se escucha el último compás. Transcurre un segundo y la niña mira al padre. Es que... ¡el perrito se murió, Pipo! Tú me has dicho que el perrito de la canción se muere y a mí me da mucha lastima con él, y comienzan de nuevo los sollozos y las lágrimas. El hombre llora también, si el correr de dos gruesos lagrimones en una cara feliz se le puede llamar llorar.
El hombre también acaba de descubrir cómo tiene que ser en la vida, cómo afrontarla y, sobre todo, sabe que no está solo en su empeño, Sonríe y la niña lo secunda: ¡Ese es el padre que ella está acostumbrada a ver!

domingo, 23 de marzo de 2008

Recuerdos

Del mal que tu padeces
Conozco la amargura,
Sufrí con esa pena,
Lloré con ese llanto
Cayendo en el abismo
De tu mortal quebranto
Al apretar la copa
De conyugal ternura.

Pasaron negros días
Y ciego en mi locura
Pensaba yo aturdirme
Tan solo desencanto
Hallando en los placeres
Que el mundo elogia tanto,
Sin alcanzar olvido
Ni sombra de ventura.

En vano mis dolores,
Cubrí con falso velo
No me engañe yo mismo
Ni me forjé el consuelo
Que abraza un fuego oculto
Soplándole a su llama.
Y me pregunto.
¿Podré aliviar tu angustia
si sufro igual dolencia?
¿Cómo he de consolarte
si sé, por experiencia
que todo se ha perdido
si solo piensas en la ausencia.

martes, 18 de marzo de 2008

será?


la alegria es un estado mental...
la tristeza es mas del alma.

lunes, 17 de marzo de 2008

Solo Sabines

Entresuelo
Un ropero, un espejo, una silla,
ninguna estrella, mi cuarto, una ventana,
la noche como siempre, y yo sin hambre,
con un chicle y un sueño, una esperanza.
Hay muchos hombres fuera, en todas partes,
y más allá la niebla, la mañana.
Hay árboles helados, tierra seca,
peces fijos idénticos al agua,
nidos durmiendo bajo tibias palomas.
Aquí, no hay mujer. Me falta.
Mi corazón desde hace días quiere hincarse
bajo alguna caricia, una palabra.
Es áspera la noche. Contra muros, la sombra
lenta como los muertos, se arrastra.
Esa mujer y yo estuvimos pegados con agua.
Su piel sobre mis huesos
y mis ojos dentro de su mirada.
Nos hemos muerto muchas veces
al pie del alba.
Recuerdo que recuerdo su nombre,
sus labios, su transparente falda.
Tiene los pechos dulces, y de un lugar
a otro de su cuerpo hay una gran distancia:
de pezón a pezón cien labios y una hora,
de pupila a pupila un corazón, dos lágrimas.
Yo la quiero hasta el fondo de todos los abismos,
hasta el último vuelo de la última ala,
cuando la carne toda no sea carne, ni el alma
sea alma.
Es precioso querer. Yo ya lo sé. La quiero.
¡Es tan dura, tan tibia, tan clara!
Esta noche me falta.
Sube un violín desde la calle hasta mi cama.
Ayer miré dos niños que ante un escaparate
de maniquíes desnudos se peinaban.
El silbato del tren me preocupó tres años,
hoy se que es una máquina.
Ningún adiós mejor que el de todos los días
a cada cosa, en cada instante, alta
la sangre iluminada.
Desamparada sangre, noche blanda,
tabaco del insomnio,
triste cama.
Yo me voy a otra parte.
Y me llevo mi mano,
que tanto escribe y habla.

Yo no lo sé de cierto
Yo no lo sé de cierto, pero supongo
que una mujer y un hombre
un día se quieren,
se van quedando solos poco a poco,
algo en su corazón les dice que están solos,
solos sobre la tierra se penetran,
se van matando el uno al otro.
Todo se hace en silencio. Como
se hace la luz dentro del ojo.
El amor une cuerpos.
En silencio se van llenando el uno al otro.
Cualquier día despiertan, sobre brazos;
piensan entonces que lo saben todo.
Se ven desnudos y lo saben todo.
(Yo no lo sé de cierto. Lo supongo.)

Igual que la noche
Igual que la noche de la embriaguez,
igual fue la vida.
¿Qué hice?, ¿que tengo entre las manos?
Sólo desear, desear, desear,
ir detrás de los sueños
igual que un perro ciego
ladrándole a los ruidos.

Me doy cuenta de que me faltas
Me doy cuenta de que me faltas
y de que te busco entre las gentes, en el ruido,
pero todo es inútil.
Cuando me quedo solo
me quedo más solo
solo por todas partes y por ti y por mí.
No hago sino esperar.
Esperar todo el día hasta que no llegas.
Hasta que me duermo
y no estás y no has llegado
y me quedo dormido
y terriblemente cansado
preguntando.
Amor, todos los días.
Aquí a mi lado, junto a mí, haces falta.
Puedes empezar a leer estoy
cuando llegues aquí empezar de nuevo.
Cierra estas palabras como un círculo,
como un aro, échalo a rodar, enciéndelo.
Estas cosas giran en torno a mí igual que moscas,
en mi garganta como moscas en un frasco.
Yo estoy arruinado.
Estoy arruinado de mis huesos,
todo es pesadumbre.

No lo salves de la tristeza, soledad
No lo salves de la tristeza, soledad,
No lo cures de la ternura que lo enferma.
Dale dolor, apriétalo en tus manos,
Muérdele el corazón hasta que aprenda.
No lo consueles, déjalo tirado
Sobre su lecho como haz de yerba.

egozintal

Según con quien te comparas
es la magnitud de tu grandeza
Como la hormiga al elefante
O la humildad con las estrellas

jueves, 13 de marzo de 2008

A quien alimentas

Un anciano indio describió una vez sus conflictos interiores:
- Dentro de mi existen dos cachorros. Uno de ellos es cruel y malo, y el otro es bueno y dócil. Los dos están siempre luchando...
Entonces le preguntaron cual de ellos era el que acabaria ganando.
El sabio indio guardó silencio un instante, y después de haber pensado unos segundos respondió:
- Aquel a quien yo alimente.

¿y los oleos? ¡no solo Van Gogh!

(...) Regreso al cuadro de los cuervos;¿quién ha visto como, en ese cuadro, equivale la tierra al mar?(...)el mar es azul pero no de un azul de agua sino de pintura líquida(...)Van Gogh ha retornado los colores a la naturaleza, pero, a él, ¿quién se los devolverá?(...)aquél que supo pintar tantos soles embriagados sobre tantas parvas sublevadas, el Café de Arlés, la recolección de las olivas, los aliscampos; (...) 'El puente', sobre un agua en donde se tiene el irrefrenable deseo de hundir el dedo en un movimiento de regresión violenta a la infancia,(...).
Antonin Artaud.

Quevedo

"Retirado en la paz de estos desiertos,
con pocos pero doctos libros juntos,
vivo en conversacion con los difuntos
y escucho con mis ojos a los muertos."

miércoles, 5 de marzo de 2008

De las doce a la una de la mañana

Existe un mundo que solo se percibe
con los ojos del insomnio,
con el sentido del desamparado
que espera la calma que reina
en el mundo de los sueños.
De una hora a la otra existen mil mundos
que pisas, entre la estancia de cada segundo.
Y siempre es la misma pregunta, para la misma respuesta;
Escribir y no decir nada, esa es tu tarea
y es no por recelo, ni por miedo ni por la mínima
importancia que pueda tener el hilar estas palabras
para cubrirme después con ellas.
Solo se trata de ser; solo se trata de dejar pasar
el instante mientras la vigilia
encuentra el camino que
recorrerá para llegar a ti o a mi.
Dicen que no se puede mentir en ese punto
donde estas a punto de dormir.
A la vigilia nadie le puede mentir...Habría que intentarlo.

martes, 4 de marzo de 2008

La Caída

Estoy como vacío.
Quisiera hablar, hablar, pero no puedo
No puedo ya conmigo.
Una mujer que busco, que no existe,
Que existe a todas horas, un antiguo
Cansancio, un diario despertar
Medio aburrido.
Quisiera hablar, decir: esto que es mío,
Que nunca tengo en mí, esto que asiste
A la noche en mis ojos, mi corazón dormido,
Y la tristeza de no saber las cosas,
Ser padre de algún hijo sin padre,
Ser hijo de unos padres sin hijos.
Esto que vive en mí, esto que muere
Duras muertes conmigo,
El manantial de gracia, el agua del pecado
Que me deja tranquilo.
Fuego de la purísima concepción, poesía,
Bochorno de mi amigo,
Sálvame de mí mismo
Yo soy la tierra ronca, el apretado
Yunque en el que cae tu martillo,
Me soporte, te espero, ayúdame
A hablar limpio.
Ayúdame a ser solo,
Y a ser sólo moneda que en bolsillos
De pobres socorra el agua fresca,
El pan bendito.
Dueña de la esperanza,
Paloma del principio,
Recógeme los ojos,
Levántame del grito.
Yo soy sólo la sombra
Que madura en un vientre desconocido.
Y estoy aquí, sí estoy,
A pesar de mí mismo,
Alucinado y torpe,
Airado y sin memoria y sin olvido
Igual que si colgara de mis manos
Clavadas sobre un muro carcomido.
Mira el odiado llanto,
Mira este mudo llanto embrutecido,
Sacúdelo del árbol de mis ojos,
Arráncalo del pecho sacudido,
No me dejes raíces de congoja
Abriéndome el oído,
No me quede en mí un amante,
Ni un luchador, ni un místico.
Señora de la luz, te mando, te suplico,
Óyeme hablar sin voz,
Oye lo que no he dicho,
Con este amor te amo,
Con éste te maldigo,
Tengo en la espalda rota,
Roto, un cuchillo.
Yo soy, no soy, no he sido
Más que un lugar vacío,
Un lugar al que llegan de repente
Mi cuerpo y mi delirio
Y una apagada voz que nos aprende
Como un castigo.
He aquí un mar de ausencia,
He aquí tu mar de siglos,
Mi sangre arrodillada
Sobre un madero hundido,
Y el brazo de mi angustia
Saliendo al aire tibio.
J. Sabines

lunes, 3 de marzo de 2008

cualquier puerto en la tormenta...

sábado, 1 de marzo de 2008

"Estoy...

mas lejos que amarte."

lunes, 25 de febrero de 2008

...Va caminando a oscuras.

...Va caminando a oscuras, muy despacio, con ninguna arma mas que su propio valor que tambalea entre los susurros del viento y los ruidos que solo puede explicar una imaginación exagerada, convulsionante de miedo...con ese temor a las voces que le pone el mismo miedo; el que enciende la alarma en su cabeza y hace que se pregunte, se interrogue, como llego hasta aquí.. ¡sola! y sin una “jodida lámpara”.
Casi a tientas se deja llevar por lo que le cuentan sus sentidos y al mismo tiempo los maldice por no decirle mas... objetos viejos la rodean, algunos cacharros colgando de las paredes y el techo, cosas inservibles, pero que en este momento sirven para distraer su mente de lo que en verdad esta buscando... ¿que cosa? No lo sabe , pero lo busca... desde muy adentro de sus mismas entrañas que podría jurar se retuercen del mismo modo que su espalda al sentir el soplo del viento enfriando el sudor de sus nervios. Maldito viento, y maldita cerradura; bueno... maldita si existiera en este “jodido” intento de desván..
Y cuando cree que todas las cosas que ve por primera vez después de mucho tiempo, están en su lugar.. y justo cuando baja la guardia y esta casi convencida de que solo se trató del “jodido” viento... se deja asomar la anciana “hija de puta” con un hacha en las manos.. que al verse descubierta huye sin antes causar los gritos y espasmos involuntarios en la mayoría de las chicas; mientras los tipos ponen su cara de idiotas, su cara de “eso no da miedo” y sacan la risa forzada y la mueca burlona y cuelan las manos en el mas falso intento de abrazo protector, (como si la anciana “hija de puta” fuera a salirse de la pantalla a caminar hacia esas chicas de caderas anchas y cinturas improvisadas envueltas en fajas como mulas de carga.) mientras algunos de verdad se asustan y comienza un escándalo de susurros y risuelas que van dirigidos hacia si mismos.Yo solo te miro a ti, y escucho tu risa discreta casi en mi oído, mientras la luz tenue de la pantalla hacen brillar tus ojos y tus labios delgados, maquillados por ese Lip Gloss sabor fresa... estapartefuecensuradaporelautorestapartefuecensuradaporelautorestapartefuecensuradaporelautorestapartefuecensuradaporelautorestapartefuecensuradaporelautorestapartefuecensuradaporelautorestapartefuecensuradaporelautorestapartefuecensuradaporelautorestapartefuecensuradaporelautorestapartefuecensuradaporelautorestapartefuecensuradaporelautorestapartefuecensuradaporelautorestapartefuecensuradaporelautorestapartefuecensuradaporelautor y sin distraerme de la secuela de tal escena me siento muy bien de tenerte junto a mi, y tu mano apretando la mía, mientras recuerdas el susto y el espasmo que nos causo la anciana “hija de puta” y vuelves a reír y vuelves a recargar tu cabeza en mi hombro y volvemos a poner atención en la película, en esta tarde de viernes en el cine...

sábado, 23 de febrero de 2008

En paz

Muy cerca de mi ocaso, yo te bendigo, vida,
porque nunca me diste ni esperanza fallida,
ni trabajos injustos, ni pena inmerecida;
porque veo al final de mi rudo camino
que yo fui el arquitecto de mi propio destino;
que si extraje la miel o la hiel de las cosas,
fue porque en ellas puse hiel o mieles sabrosas:
cuando planté rosales, coseché siempre rosas.
...Cierto, a mis lozanías va a seguir el invierno:
¡mas tú no me dijiste que mayo fuese eterno!
Hallé sin duda largas noches de mis penas;
mas no me prometiste tú sólo noches buenas;
y en cambio tuve algunas santamente serenas...
Amé, fui amado, el sol acarició mi faz.
¡Vida, nada me debes! ¡Vida, estamos en paz!
Amado Nervo

Al triste

Ahí está lo que fue: la terca espada
del sajón y su métrica de hierro,
los mares y las islas del destierro
del hijo de Laertes, la dorada
luna del persa y los sin fin jardines
de la filosofía y de la historia,
el oro sepulcral de la memoria
y en la sombra el olor de los jazmines.
Y nada de eso importa. El resignado
ejercicio del verso no te salva
ni las aguas del sueño ni la estrella
que en la arrasada noche olvida el alba.
Una sola mujer es tu cuidado,
igual a las demás, pero que es ella.
José Luis Borges.

viernes, 22 de febrero de 2008