jueves, 3 de abril de 2008

monologo con Jorge...


Y que susto se llevaron cuando empezaste a sudar y decías ver luces en toda la habitación que tu ordenaste dejaran casi en penumbra, ellas que iban a saber que la Norepinegrina, te iba a reaccionar con esas taquicardias y los espasmos que parecía que te rompían.
El doctor te había dicho mucho agua para la boca seca, camine un rato en el patio, ¡Échele ganas!... ¡saldremos!... y entonces vomitaste en sus zapatos de charol los comprimidos de Serotonina.
Y hubieras visto la que le armo tu mujer cuando te quedaste cinco días en tu cama sin ganas de nada, y todo porque le contesto que era común de los Histaminérgicos... un poco de somnolencia. ¡si la cosa era animarte!... no era dejarte morir como un perro sin que vieras las cosas que aun podías hacer en esos meses que te regalaba tu cáncer de riñón. ¿Ahora si los quieres verdad?
Te vas a morir Jorge.
Este es el tercero que dice lo mismo...
Y de nada un transplante, de nada transfusiones, de nada que te porreen tu esposa y tus hijas... ya vez hiciste que viniera desde tan lejos tu hijo, na’mas para verte morir. Te acuerdas yo te lo decía, ¡bájale mi cabrón! Pero le tupías macizo, con tal Papá te había dejado bien forradito... y de que sirvió Jorgito, a ver cómprame un mes mas... o llévate la docena y te regalo quince días...
Tu na’mas dime, ¡y ni te pongas! que ya estas jodido y si no es por ahí , le doy en la madre por la Diabetes.
Y no me digas ojete, ni me digas groserías... esta vez no alucinas.
Sabes... a veces también ando tristón, yo no pedí esta tarea... ¿tu crees que me siento bien, cuando veo que lloran?
¿Tu crees que no me gustaría como a ti, ver a tus nietos crecer?, si yo estaría mil veces en otro lado... y no es que me caigas mal, eres chido. Pero el olor de la orina saturada de chochos me desagrada.
¡Cabrón! Cada vez son mas jóvenes, ¡se mueren mas llenos de vida!... ¡Ja! Se mueren.

Yo no se que le sacas a estar metido todo el día aquí, si huele bien feo... y esa costumbre que ya se te volvió, de defecar en la cama. ¡ya ni la muelas, teniendo el baño tan cerca!
Deberías salir por lo menos a quitarte las escamas; mira, te juro que hoy no es...hoy no.

Échate un cigarrito en la terraza, vamos a regar las gardenias, o ¡ya se!, le pedimos permiso a tu compadre el panadero, que te de chamba de ayudante por las mañanas, tu siempre dijiste que te hubiera gustado ser panadero... ¡ándale!, no seas puto... o que ¿le tienes mas miedo a vivir?
Vamos a correr por tu calle, ¡deja la silla!, vamos tocando los timbres, vamos a gritarle al pinchi chamaco que te cae gordo.

Vamos a buscarla; ¡ándale a ella!, vamos a perdonar antes de odiarnos a nosotros mismos...
Y vamos a donar lo que te queda, vamos a vaciar las cuentas, y le damos los centenarios del abuelo al primer mendigo que veas, vamos por la calle aventando al aire el dinero, hasta que solo sean montoncitos de monedas lo que dejes a tu paso... veraz como si te aman.
¿No piensas dejárselo a tu hijo o si?, a poco crees que vino de tan lejos no mas para verte morir... ¡no mames si salió igualito a tí!

Eso de romper las cosas que encuentras a tu paso, fue divertido, pero no mas la asustas.
Y si te pones como estúpido creen que ya te vas... mejor déjalas un rato descansar de ti y salimos a dar la vuelta...
Quiero que veas ponerse el sol conmigo...
Quiero que entiendas...
Quiero que sientas la existencia de esa sustancia, inexplicable.
Quiero que grites tu nombre... una y otra vez, mil y una mas... para que todos lo olviden.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Es lo más trágico que he leido de tí.
Me puso triste pero bueno asi es la vida; dura hasta que la muerte te alcanza.
Sale hermano.
Arrivederci.
Atentamente.
Profesor en Formación David Cortés Méndez.
Alumno de la Licenciatura en Educación Secundaria con Especialdad en Telesecundaria del Benemérito Instituto Normal del Estado "General Juan Crisóstomo Bonilla"