el de tus ojos!
¡ligeros como palomas asustadas ala orilla del agua!
¡Qué rapido contacto el de tus ojos
con mi mirada!
¿Quién eres tú? ¡Que importa!
A pesar de ti misma,
hay en tus ojos una breve palabra
enigmática.
No quiero saberla. Me gustas
mirándome de lado, escondida, asustada.
Así puedo pensar que huyes de algo,
de mi o de ti, de nada,...
de las tentaciones que persiguen
a la mujer casada.
J. Sabines
martes, 13 de noviembre de 2007
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